sábado, enero 13, 2007

Último día en Bangkok: La odisea

Bueno, aquí llega mi "relato" al último día en Bangkok... El anterior, por la noche, la mayor parte del grupo continuó su viaje hacia Camboya. Anzen y yo dormimos esa noche en el hostal, aunque él se levantó muy temprano para dirigirse hacia el aeropuerto. A eso de las 10 de la mañana, creo recordar, tenía un vuelo hacia Macao.

Por supuesto yo seguí durmiendo hasta las 10 de la mañana. Ducha y devolver la llave del hostal. Después de dejar mi equipaje allí, me dispuse a pasar un buen día visitando solo el centro de la ciudad y algunas cosas que ya había visto.

En la céntrica zona de Siam, entre centros comerciales, hay un templo budista bastante grande que vi desde el tren. Cuando entro al aparcamiento un hombre se me acerca y, en inglés, me dice que no es posible visitarlo ya que los monjes están durmiendo.

"Ah, vale, gracias"

"Qué pena que no viniste ayer, porque estaban preparando un evento para la reina (?) y estaba muy bien. Pero si tienes ganas puedes visitar otro templo, el del Buda de la Suerte. ¿Tienes un mapa?"

Saco el que tengo y me marca donde se encuentra el templo. Después me pregunta que cuál es mi idea para el día... Le respondo que, simplemente, pasear un poco. Y me dice que, bueno, si quiero hacer compras lo mejor sería ir al "centro de exportaciones", donde no cobran impuestos a los turistas. Aparte, tendría que ir en taxi ya que todo está bastante lejos de ahí (mentira, porque el otro templo no estaba tan alejado) y que tengo que decirle al conductor que no pago más de 50 baht (1 euro y un 'pico') por llevarme a todos esos sitios y, además, esperarme todo el rato. Esa es la tarifa para los locales.

Entonces, oh, sorpresa... ¡Ya había un taxista allí parado, limpiando el coche! Se va corriendo hacia el taxi, mientras le digo que no hace falta, y le dice algo en tailandés, mientras con la mano le marca un 5 muy clarito. El taxista, muy sumiso, acepta la demanda del hombre, supuesto profesor de un colegio.

Algo había que no encajaba del todo bien, pero igualmente tomé el taxi. Mientras nos dirigíamos al templo se pone a hablar conmigo en un muy buen inglés, muy amable el hombre. Pone música para mí, me pregunta si me gusta Tailandia y todo eso... Llegamos al templo y cuando voy a entrar justo aparece un hombre muy bien vestido y amable, y me pregunta en inglés que de dónde soy, ya que está muy sorprendido de ver turistas en ese templo.

"Yo soy piloto de las líneas aéreas de Tailandia" dice, "y suelo venir a este templo a pedir suerte".

"Ah, vale".

"¿Qué planes tienes para después?"

"Bueno, un hombre me comentó de un centro de exportaciones donde no cobran impuestos a los turistas..."

"Eres una persona con mucha suerte..."

Y ahí empezó a comentarme que en Tailandia hay mucha producción de rubíes y otras piedras preciosas de mucha calidad. Si compro joyas luego las puedo vender en Singapur o en otros lugares al doble del valor que pagué... Todo el tiempo así, mostrándome que sería un muy buen negocio, todo beneficios. Luego, que en Tailandia se producen las mejores sedas y otros tejidos, y todo a muy buen precio.

Al rato se va y yo me quedo sacando fotos, pero con una sensación en el cuerpo de que algo no olía bien en el reino de Dinamarca. Yo, sospechando más que nada.

Cuando vuelvo al taxi (por supuesto que seguía ahí, esperándome) me pregunta que a donde vamos. No llego a decirle nada y me dice "¿Al centro de exportaciones?"... En ese momento casi que vi la luz al completo. Le digo: "Vale, vamos allí", más que nada por curiosidad y ver que me encontraba.

Al rato llegamos al centro y no es para nada como me lo imaginaba. Era un local en la calle, en el bajo de un edificio, bien arreglado pero nada espectacular. Las ventanas, tapadas con cortinas. Primero uno me abre la puerta del coche y me muestra la entrada, y uno que era más ancho que "un armario con las dos puertas abiertas" me da la bienvenida. también veo al jefe del lugar, digamos, un hombre que a primera vista me recordó a Al Capone, con su traje negro impecable, un pañuelo rojo (creo) y sin cuello, prácticamente.

"¿Deséa algo en particular, caballero?"

"No, solo estoy mirando un poco"

"Eche un vistazo por favor"

Todo joyas, unos precios fuera de mi presupuesto, aparte que yo no tenía ningún interés en los productos. Cuando vió que no iba a comprar nada, Al Capone me mostró, muy amablemente, donde estaba la salida.

Me meto en el taxi nuevamente y le pido, por favor, que me lleve al centro de la ciudad...

"Por favor, no se preocupe. Ahora le mostraré una sastrería y usted no tiene que comprar nada si no quiere. Simplemente esté dentro durante diez minutos y así yo puedo cambiar un vale para la gasolina del coche"

Como no vi ningún peligro físico para mi persona y no me obligaron a comprar nada en la joyería, decidí seguirle el juego y que me llevara a la sastrería. Tardamos, no se, un buen rato... Calculo que unos 20 minutos por lo menos, pero al final llegamos sanos y salvos.

Allí otro tanto de lo mismo. Una tienda con muy buena pinta y unos dependiente intentando venderme trajes y de todo un poco. No les dejé que me "dominaran" y, bueno, si que compré algo pero fue lo más barato que vi y porque yo quise, no porque ellos me convencieran.

Al final el taxista me llevó al centro y ahí nos despedimos.

¿La conclusión? Si algún día estáis en Bangkok y se os aparece alguien de repente hablando en inglés y preguntando que de dónde sois, os dice que las tiendas, templo o lo que sea están cerrados... ¡Sospechad mucho! Y decid simplemente "no, gracias" e iros para otro lado... Simplemente, huid insensatos :) Hay redes de personas, muy bien organizadas, para "capturar" turistas y llevarlos a distintas tiendas. Todas las personas que he comentado están metidas en el chanchullo, desde el hombre del principio hasta los dueños de los locales... A veces incluso participan "occidentales" que sirven como ganchos, comentándoles a los incautos turistas que pudieron vender todas las joyas en su país y sacaron mucho dinero.

Luego, todo son mentiras. En el segundo viaje a Tailandia pude hablar con una chica de Holanda y ella me contó el caso de unos amigos, que gastaron como 2000 euros en joyas y en su país se las tasaron por unos 200 euros, como mucho.

Tras dicha epopeya, me dirigí a un centro comercial para descansar un rato y comer algo. Luego tomé el tren nuevamente para echarle un vistazo al río y una zona llamada "Monumento de la Victoria".

Una de las estaciones del tren elevado de Bangkok. Solo hay dos líneas para toda la ciudad, pero recorren prácticamente las zonas más importantes. Aparte, está disponible la única línea de metro.

Dos vistas del río, tomadas desde un muelle del que salen barcos hacia distintos hoteles situados en sus orillas.

Monumento de la Victoria, zona donde el pasado 31 de Diciembre explotó una de las bombas colocadas en Bangkok.

Tras todo el paseíto me dirigí al hostal, cené y tomé un taxi al aeropuerto, donde pasé unas divertidas 9 horas esperando para volver a Singapur.

Bueno, con esto termina mi primer viaje a Tailandia. Más tarde comenzaré con el relato del segundo... ¡Paciencia!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos, Martín
No te preocupes -ja,ja,ja- hay muchos incautos en el mundo.
Peo en estos viajes hay que estar prevenido y no tener tanta confianza. La sacaste barata.
Es un inicio de una película de misterio. Otra que Al Capone.
Cuidate mucho
Un cariños
maría cristina

Anónimo dijo...

seeee! primis! no seas tan ingenuo... todo bien que no te haya pasado nada malo y esté bueno ver qué 'juego' están armando... pero tené cuidadoooo! Te quiero mucho y cuidateee!
Gaby