Tras cruzar la frontera nos encontramos con toda una serie de individuos que nos ofrecían taxis, minibuses y otras cosas... Para ser más exactos me los ofrecían a mí. A todos los demás del grupo, originarios de Hong Kong, no les ofrecían nada. Pero, claro, yo era el único con pintas de "occidental"... Así que se supondría que llevaría más dinero o que estaría más dispuesto a gastarlo. Ilusos.
Cómo se observa en la foto el cielo estaba muy oscuro, cosa que luego nos terminaría pasando factura.Tras caminar un poco por la ciudad fuimos a ver el jardín del palacío del sultán de Johor. Enorme y precioso.
Muy bonito, pero al rato se largó a llover. Pero de verdad. Una de esas lluvias que aunque lleves paraguas es inútil. Acabamos empapados y con rayos cayendo en la cercanía, a menos de 300 metros de dónde nos encontrábamos. Al principio estábamos caminando por una zona cubierta de árboles así que, bueno, si tiene que caer un rayo caerá sobre los árboles, mucho más altos que nosotros. Pero después llegamos a un área en lo alto de una colina, totalmente despejada: ni un árbol ni un techo donde refugiarse. Así que seguimos caminando rápidamente hasta que, algunos, encontramos donde meternos. De todos modos estábamos mojados hasta los huesos.
Finalmente nos pasamos el resto del día dentro de un centro comercial, donde cenamos. Sobre el centro comercial no tengo que decir nada destacable ni tampoco pondría una foto. Una vez visto uno, en cualquier lugar del mundo, vistos todos. Son iguales vayas donde vayas. Una victoria más del consumismo.
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